lunes, 12 de noviembre de 2012

Como calabaza para chocolate


[Domingo 11 de noviembre]
Fue una de esas malditas semanas en que todo me salió mal. Me acaecieron dos o tres de las 19 legendarias plagas de Egipto y me pidieron que reconociera mi responsabilidad en el genocidio indígena y en el calentamiento global. Ando entonces llorando en los trenes como una magdalena y deambulando por las calles con una nubecita negra sobre la cabeza.  En la cocina, el estado de mi nevera refleja la escasa creatividad culinaria que me caracteriza últimamente, la pobre anda como la colección musical de Fabio, pura salsa, pero de tomate, para tacos, BBQ, picante con piña y mango, algunas ahí desde comienzos del siglo XXI. Pero, como dice mi tía, en estas situaciones hay que hacer de tripitas corazón (nunca he entendido qué quiere decir con eso, pero lo dice con mucha convicción), y si la vida me da limones, me toca hacer limonada. En mi caso, la vida me dio una calabaza,  me dispuse entonces a hacer una sopa, pero no cualquier sopa de calabaza, una sopa de alegría, o sea, con chocolate.  




Para la sopa de calabaza con alegría necesitas 4 cuadritos de chocolate Cruz sin azúcar o alguno de sus semejantes, una calabaza pequeña, una cebolla y 1 litro de agua. Corté la calabaza  y la cebolla en tiras finas. Dispuse la mitad en un plato para hornear previamente aceitado, en un horno previamente calentado a 250º. Al disponerlas en el plato las mezclé bien para que se impregnaran ligeramente con el aceite y la sal.  Horneé las tiras durante 15 minutos. Puse la mitad restante de la calabaza a hervir durante 10 minutos con sal y pimienta. Cuanto estuvo cocida le agregué el chocolate y licué la mezcla para obtener un menjurje homogéneo. En mi obsesión con las especias le agregué a mi sopa de alegría una buena cucharadita de ishpink, también conocida –me acabo de enterar– como flor de canela y que tiene un aroma caneloso y pimientoso. Era exactamente lo que necesitaba, una sopa cálida, espesa, colorida –habiendo dispuesto las tiritas horneadas de calabaza como decoración encima de la sopa– y  amarga… sí, me quedó horrible, la calabaza y el chocolate no hacen buena pareja y eso a pesar de mis intentos de endulzar un poco su relación. Fue un fiasco total. Bueno, casi total, la foto me quedó correcta.

[Lunes 12 de noviembre]
La terapia culinaria de ayer, aunque culminada con un fracaso, me sirvió. Me siento más tranquila, más optimista y de humor reciclón, porque si la vida me da sopa de calabaza achocolatada fea, yo hago un guiso de pollo con ella.
Para hacer un guiso de pollo con calabaza achocolatada necesitas una cebolla, dos dientes de ajo, dos tomates y un pollo. Un pollo que bauticé María y que despresé violentamente con cierto placer sádico y con una sonrisita vindicativa en el rostro.

Preparé un guiso tradicional, con el tomate, la cebolla y el ajo en el aparatito más indispensable de mi cocina: la picadora. Agregué el guiso a las presas pollo y lo dejé marinando con salsa de soya, garam massala, sal y el ahora ineludible ishpink durante 1 hora.  Al cabo de mi capítulo de Revenge (1x18), saqué las presas de pollo y las puse a sofreír en aceite hasta que estuvieran doradas. Le agregué el resto del guiso, 2 cucharadas de azúcar moreno, y a fuego lento y cubierto, lo dejé cocinando durante 10 minutos. Cuando el pollo estuvo cocido le agregué el menjurje achocolatado tímidamente. Mezclé y probé, grité de emoción y me fui a dar una vuelta por todo el apartamento saltando y retozando alegremente. Agregué el resto del menjurje y llamé a Elouan: mi pollo calabazado y achocolatado es un éxito, mi suerte está cambiando, por primera vez desde la semana pasada me siento feliz.

1 comentario:

  1. Qué alegría leerte con tu pollo achocolatado. Cuando dijiste desprender a " María" pensé en mi mamá y de cierta forma tuvo sentido. Lol Qué buena la foto indeed. Y revenge? revenge la de amanda clark? porque si es asi yo me veo eso y me encanta :3 saluditos a la chef.

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